Viaje a los sueños polares

Me gusta escribir. Siempre me gustó. De hecho recuerdo en cierta ocasión hace millones de años (por lo menos diez) en que escribí: si no puedo escribir la vida no tiene sentido. Ya por aquellos entonces tenía tendencia a dramatizar.

Hace un tiempo que dejé de hacerlo; sólo lo hacía en la cabeza, que es lo que todos conocemos como "pensar". De este modo conseguí escribir libremente sobre cualquier persona, cosa o hecho sin que nadie me juzgara... Es un mal negocio, por lo menos para mí que no consigo recordar lo que he pensado hace más de media hora.



Éste parece un buen método. Es como ir en el metro, que es dónde mejor se piensa, pensando en voz alta. No sé si es pornografía emocional o simple exhibicionismo.