La rebelión de las masas

Nunca he sido delgada. Desde que nací, con cuatro kilos y pico de peso, he estado gordita, unas veces más que otras, pero gordita.

No voy a dar un mitín sobre la sociedad, la moda, la salud y yo que sé cuántos más temas relacionados o "relacionables" con el tema del peso, por goloso que sea.

He venido de vacaciones con unos pocos kilos de más (ya, no soy la única) y he tomado una decisión: esto se va a acabar!

A partir de ahora mismo estoy a dieta. Pero será nuestro secreto.


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La playa

Me voy a la playa.

A desnudarme, sobre todo.

A tomar el sol, a bañarme, a emborracharme, a comer helados, a enterrarme en la arena, a pasear, a conocer gente nueva, a ver a viejos amigos, a no tener prisa, a dormir, a leer, a disfrutar, a quemarme (porque me quemaré)... a lo que me dé la gana!

Ahora pienso que me acordaré de esto, pero en el paraiso nunca me acuerdo de nada... bueno, de casi nada.

Lo importante, descansar y disfrutar.

Quien quiera unirse, puede venir conmigo... sólo tiene que abrir su caja del diablo, que no sólo tiene puntitos y mentiras, también tiene vistas al mar y huele a sal.


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Clerks

Hace cinco años que nos conocemos, aproximadamente. No recuerdo qué día fue el primero que nos vimos, pero es lo único que no recuerdo: la fecha. Era después de las vacaciones de verano. Él me regaló su sonrisa todo el tiempo que estuvo hablando conmigo, aunque hablábamos de trabajo. Y yo también le sonreía; no podía ser de otra manera.

Desde aquel día siempre me llamó por mi nombre, es decir, de entre todos los nombres recordaba el mío, no sé si alguno más o todos, pero el mío sí. Yo intuía (para estas cosas siempre he sido un poco torpe) que se le iluminaba la cara al verme y lo supe cuando un par de compañeras me hablaron del brillo, del resplandor de sus ojos mirándome. Y sonriendo, siempre sonriéndome.

Yo sufría, sufro cada vez que le veo, cada vez que hablo con él porque aunque en varias ocasiones nos hemos visto fuera del trabajo y aunque siempre el alcohol nos hace el flaco favor de la desinhibición, cuando volvemos a vernos es otra vez por lo que es y no por lo que yo quiero que sea.

Se le olvidan los besos, las caricias y, lo que es peor, las palabras ¿porqué no se me olvidarán a mi?

Siempre he sido yo la que ha dado los pasos o la que ha dado pie, la que ha provocado que pase lo que está pasando... pero ya no puedo más.

Hace unos días dí un paso más y sigo sin respuesta. Supongo que he de dar otro paso para que él responda, pero no sé cúal.

A lo mejor no quiero dar más pasos, a lo mejor la cobardía, las mentiras (si es que hay alguna) o quién sabe qué cosas en él, están venciendo a mi curiosidad, mi ilusión y sobre todo a mi paciencia.

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