Una pila de cosas

Hace un tiempo que vengo acumulando cosas para hacer. A veces empiezo a hacer algo pero voy enlazando con otra cosa, con otra y con otra y se queda todo a medias. No puedo seguir así.

La cercanía del año nuevo es tentadora, pero los buenos propósitos no se deben posponer, si realmente lo son. Sería una vulgar excusa y yo soy capaz de empezar a trabajar ahora mismo con tal de no ser vulgar. Así que voy a poner en práctica una gestión eficaz del tiempo, que para eso lo aprendí.

Ésto no tiene nada que ver con que yo quiera ser como tú o ¿es que tú también tienes una pila de cosas que hacer y las vas dejando?

La imagen es de: http://caibco.ucv.ve/caibco/CAIBCO/Vitae/VitaeCuatro/CasosClinicos/Psiquiatria/Papeles.jpg

La tristeza de ser un electrón

Siempre dando vueltas alrededor de nada. Siempre sola, con amigos, con familia, pero sola. Para la mayoría de las cosas es una ventaja pero, sinceramente ¿quién lo quiere?




Cambio independencia, autosuficiencia y libertad por los domingos de otoño en el sofá todo el día, con mantita, los dos debajo, encontrame con tu espalda desnuda, la sorpresa de mis manos frías, ponerte carita hasta convencerte para que traigas la tableta de chocolate... sólo durante el otoño, para probar, y si nos gusta estoy dispuesta a negociar mejores condiciones para el invierno.


La imagen es de: http://www.tendencias21.net/photo/369980-455355.jpg

Mundo raro

Si que es raro. He vuelto a hablar con él y "Prueba superada".

Todo sigue igual, esperando a que él quiera...



Pero me ha gustado que se justifique; ahora sé que tiene miedo, miedo de mí y sobre todo de él... aunque si espera mucho no tendrá motivos para temer.

Me habla de no sé qué problemas personales como si yo fuera un presupuesto más y lo peor es que no sé si no lo habré sido siempre.

Si que es raro, de pronto siento que ya no quiero, ya no siento la espiral en el estómago.


La imagen es "Segunda tormenta espiral" de Eduardo Abel Giménez.

Estoy enferma

He venido sola. Espero a que me llamen en la sala de espera. Estoy tranquila, no sé porqué después de tantos años...

Yo ya me siento bien, incluso mentalmente; creo que lo he superado. Las visitas a médicos que hice en su momento, su impasibilidad ante mi insistencia, consiguieron convencerme de que no tenía nada. Todo estaba en mi cabeza. Menos mal que mi familia lo había visto, porque hasta los síntomas desaparecían cuando iba al médico y yo me maldecía; era en el único momento en el que deseaba enfermar, cuando estaba delante del médico y me miraba con cara de incredulidad. Les faltaba decir: "Estás loca, bonita."

El caso es que yo decidí que todo era fruto del estrés. Aliviaron los síntomas con una medicación crónica y después de unos meses abandoné el tratamiento por iniciativa propia. Todo había acabado.

Es mi turno.

Entro en la consulta del médico. No es el de cabecera, es el especialista; en el hospital. Espero acabar cuanto antes y a trabajar, que mira qué hora es.

- Quiero ser como tú.
- Sí.
- Las pruebas muestran que tiene xxxxxxxxxxx.
- Vaya...
- No es grave, pero debe usted tomar yyyyyyyy, al menos unos meses, de momento. Pida cita para septiembre y le repetiremos las pruebas.
- Pero yo me encuentro bien...
- Si, pero no hay duda, todas las pruebas así lo indican.

No soy consciente de lo que esto significa hasta que no pasan unos días. La enfermedad en sí es lo de menos, al fin y al cabo, yo estoy igual que ayer. Pero mi cabeza va a estallar.

Tengo que ir al médico de cabecera a que me dé la receta. Él mira la pantalla de su ordenador ¿qué habrá puesto en mi historial?

Diagnóstico: Cree que está enferma.
Tratamiento: Sintomático.
Observaciones: Si vuelve, probar con un placebo.



Lee el informe del especialista atentamente, toma notas en mi historial. Me mira.

- ¿Qué tal te encuentras?
- Bien.
- Lo suponía. Pues toma, la receta.

La imagen es "did you forget to take your meds?" de limowreck666

La historia del Señor H

Nos conocimos como se conoce a las personas que van a ser importantes en la vida de uno: sin darnos cuenta, ni de una cosa, ni de la otra.

Yo sufría una de las relaciones más dura y que más me marcó. Y él, que no lo sabía, le dió a mi vida ese aire de normalidad que no tenía pero que me encantó. Nos hicimos amigos, nos gustamos y úsabamos las horas de cualquier cosa para estar juntos, para hablar, para tomar café, cerveza o para mirarnos... cómo si supiéramos que aquello no iba a durar siempre.

Esta no es una historia dramática. Lo siento, pero no. Sólo es que está inconclusa y es así como me gusta. Hay días en los que parece que termina o que hace mil años que terminó y de repente es que no, que sigue como si tal cosa: Hola, ¿cómo te va?

Por eso a veces siento ansiedad, como si estuviera en mi mano decidir cuándo nos vamos a cruzar, como si no supiera que justo cuando me descuide le veré por el rabillo del ojo, a través de un espejo o por la ventana.

Y me he descuidado.

La imagen es "¿Crees que tenemos algo en común?" de Nicoletta.