No mires a los ojos de la gente
Es curioso, cuando voy andando por la calle miro a la gente. No, no es lo normal. De hecho, al mirarlos, me doy cuenta de que no todos miran a otra gente o a mí. Nunca me he fijado en qué es lo que miran.
Cuando me encuentro con la mirada de alguien, a veces me sorprende gratamente y con un guiño, le digo mentalmente: "tú también vas mirando, eres de los míos".
A veces me encuentro miradas groseras, que hieren, maleducadas, que insultan, o insolentes, que desafían. Pero casi siempre merece la pena mirar.
La mayoría de gente no mira, sospecha.